Ir al contenido
_
_
_
_
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El Senado frena a Milei

La contundente derrota del presidente argentino en sus nombramientos a la Corte Suprema demuestra que ya no es el dirigente todopoderoso que se imponía a gritos

El Senado de Argentina vota en contra del nombramiento de los jueces Ariel Lijo y Manuel García Mansilla a la Corte Suprema.
El País

El presidente de Argentina, Javier Milei, se jacta de acelerar en las curvas. Cuando las cosas no salen como espera, prefiere romper puentes, insultar e insistir. Le ha dado ciertos resultados. Hasta ahora: el Senado ha rechazado por una amplia mayoría las dos candidaturas que el mandatario ultra había enviado para ocupar vacantes en la Corte Suprema. La negativa ha supuesto para Milei el mayor fracaso político en 15 meses de gobierno. Y no puede decir que no esperaba el varapalo: llevaba un año negociando con la Cámara sin demasiado éxito. Uno de los candidatos, Ariel Lijo, es un juez federal que acumula decenas de denuncias por mal desempeño y sospechas de enriquecimiento ilícito. El otro, Manuel García Mansilla, es un ultraconservador que rechaza, por ejemplo, el aborto legal. Milei está en minoría en el Senado, pero creyó que se saldría con la suya con el voto de algunos aliados, sobre todo el expresidente Mauricio Macri, y con una dosis de presión extraordinaria sobre el peronismo kirchnerista. Cuando ya era evidente que se encaminaba a una derrota, optó por la vía rápida: aprovechó un receso legislativo de dos semanas y nombró a Lijo y García Mansilla por decreto pese a las advertencias de que eso suponía poner en tensión la Constitución.

El decreto, un gravísimo error político de dudosa legalidad, obró el milagro: unió al peronismo —dividido hasta ahora entre aquellos que apoyan a la expresidenta Cristina Kirchner y quienes impulsan una renovación— y puso a Macri y a su partido (el PRO, Propuesta Republicana) del lado de la oposición. Entre los votos de ambos, el Senado rechazó los nombramientos de forma tan contundente que García Mansilla renunció ayer al puesto (Lijo no había podido siquiera acceder a él). Milei denunció entonces un improbable pacto entre Kirchner y Macri (dos dirigentes que se detestan) y acusó, como de costumbre, a “la casta”.

No supo ver que las cosas han cambiado durante las últimas semanas en Argentina. Milei ya no es el dirigente todopoderoso que imponía su voluntad a gritos. Una serie de errores —el más notable, la promoción de una criptomoneda, $Libra, que resultó una estafa— le han quitado poder de fuego a sus agresiones. Su éxito contra la inflación, base de su popularidad, también está en entredicho. Cada vez está más claro que sin un rescate del FMI de al menos 20.000 millones de dólares, el “mejor plan económico de la historia de la humanidad”, en sus palabras, está en peligro.

Para Milei ha llegado la hora de hacer política. Ya no le alcanza con su predicamento en las redes sociales; o que un ejército de trolls ataquen a opositores y disidentes cada vez que alguno alza la voz. El estilo pendenciero del presidente parece agotado. Por primera vez desde que asumió el cargo, la principal preocupación de los argentinos ya no es la inflación sino un listado que mezcla inseguridad, pobreza y temor al desempleo. Los problemas son ahora más complejos en un escenario internacional que se ha vuelto muy incierto. Milei debe respetar las instituciones y respetar a la oposición. Se trata, en resumen, de entender cómo funciona una democracia.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
_
_