Anu Tali: «Es un honor ser la primera mujer en dirigir ópera en el Maestranza»
La músico estona está al frente de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla durante las representaciones de la ‘Carmen’ de Bizet

El público del teatro de la Maestranza está expectante. La orquesta preparada y los músicos atentos al director y su batuta. Pero hoy no hay director. Una mujer menuda, rubia, peinada con una cola de caballo sencilla se sube al pódium del atril de la ... dirección musical y alza con su mano derecha la batuta. Acaba de hacer historia en el coliseo sevillano.
Se llama Anu Tali. Nació hace 48 años en Estonia y es la primera mujer que dirige una ópera en el coliseo maestrante, y no una ópera cualquiera, sino ‘Carmen’ de Bizet, uno de los títulos icónicos que relacionan el canto lírico con Sevilla, quizás el más reconocido mundialmente.
Esta directora se formó en Tallin, su ciudad natal, y luego en San Petersburgo. Hija de una profesora de matemáticas, habla seis idiomas y tiene un hijo de seis años que en esta ocasión sí ha viajado con ella a Sevilla.
Su debut en nuestra ciudad no ha sido fácil porque el Covid ha originado un aplazamiento de la fecha del estreno del 24 al 29 de junio. «Tras el aplazamiento por Covid, el día del estreno real había una tensión especial en el foso y en la escena. Estábamos todos con una energía distinta. En estos momentos de dificultad es cuando se sabe quién es quién», asegura.
Anu Tali aniquila el mito de ‘rubia y sin cerebro’ tan recurrente en los chistes: «Que lo intenten conmigo» , dice sonriendo, «tengo respuestas para todo», asegura.
La directora no sabía que era la primera mujer que dirigía una ópera en el teatro sevillano. «Para mí es un honor . He conectado muy bien con la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla y creo que mi presencia puede servir para que vengan otras mujeres a dirigirla».
Dice Anu Tali que dirigir ‘Carmen’ en Sevilla ha sido una experiencia muy diferente. Para meterse más en el origen del personaje y su ciudad «he querido convertirme en local. He alquilado un apartamento con mi hijo, paseo y hablo con la gente». Además, incluso ha ido a la Fábrica de Tabacos, donde se originó el mito. «Me sorprendió que era la Universidad y que podía pasar. Para mí es interesante ver lo que la ópera reflejaba y la vida real actual de Sevilla. Los sevillanos son increíblemente genuinos ». Cree asimismo que «queda mucho de la Carmen en esta ciudad, sobre todo en los ojos de la gente, esos ojos tan vivos. Cuando se abrazan les importa un pimiento el Covid, aquí es necesario el abrazo . En Estonia nos dicen que pongamos dos metros de distancia, y ponemos tres. Aquí no, necesitáis el abrazo».
Las mujeres y la música
Si las orquestas y los conservatorios están llenos de mujeres que estudian música, las mujeres que dirigen son una minoría. «Mi madre es profesora de matemáticas y siempre nos dijo que el principio del cambio estaba en nosotras . Nos tienen que tener en cuenta por nuestras cualidades y no por el género, claro. Yo lo que intento es demostrar cada día que soy una persona con una valía. Ahora que tengo éxito estoy junto a los hombres que también tienen éxito. Es difícil, pero lo importante es combinar las cualidades y tus deseos de triunfar y vivir la vida con alegría, ésa es la forma de trabajar con la gente. No debe ser una cuestión de género, claro, sino de tu esfuerzo, aunque es verdad que cuesta mucho trabajo».
Para Anu Tali la sociedad está cambiando y cita a la violinista y directora de orquesta Marin Alsop , primera en dirigir a numerosas orquestas. «Ella dijo una vez: ‘Aquí estoy yo y detrás van a venir muchas más’. Pero no, hubo un largo silencio y no llegaron. Es una cuestión de tiempo y de mentalidad. Hay que cambiar. Ya hay numerosas mujeres dirigiendo, y sí está cambiado, pero demasiado lento».
Junto a su hermana gemela fundó hace años la Nordic Symphony Orchestra , todo un icono en los países escandinavos. Aún en funcionamiento, está formada por músicos de varios países y en esta se introdujo la obra de uno de sus mejores amigos, el compositor Arvo Part.
Llegar a la dirección de orquesta fue casi una casualidad. Estudiaba piano y dirección de orquesta. «Un día mi profesor me pidió que ensayara con su orquesta. Yo tenía 19 años. Cuando me puse delante y sentí la energía de tantos diferentes instrumentos y sonidos, pensé que nunca más iba a poder reducir mi vida a uno sólo y no pude volver a un solo instrumento. La dirección de orquesta era lo que quería hacer. Dirigir es muy exigente. Tienes que estar en óptimas condiciones, mentales y físicas . Desde el primer café estoy pensando en mi trabajo al cien por cien todo el tiempo. Incluso me han operado un hombro porque tuve una lesión por el esfuerzo de dirigir. Trabajas en esto si realmente te das cuenta de que no puedes vivir sin la música, debe ser algo vital para ti, porque es tan duro que de otra forma sería imposible».
Es consciente de que la audiencia espera a veces mucho más de ella que de otros, «tengo al público muy presente. Ellos se molestan en venir a un teatro, pagan su entrada, están ahí porque esperan recibir una historia y yo tengo que facilitar esta sensación. Tener en cuenta al público es algo que uso para superarme día a día. Suelo tener mucha empatía con la gente, para mí es importante, y cada persona de mi familia, amigos o conocidos, me ofrecen algo que luego yo utilizo para mi trabajo de dirección. Me alimento de esa energía».
Su hijo de seis años
Madre de un hijo de seis años, Anu Tali dirigió hasta el final del octavo mes. «Nunca cancelé un concierto durante el embarazo . Es muy importante no ponerte límites en tu trabajo por cuestiones naturales de la vida. Mi hijo claro que me ha cambiado muchísimo, incluso la forma de enfrentarme a la música. Porque ahora soy mucho menos egoísta. Cuando una es madre comprende mejor los fallos de los demás, perdono y soy más generosa. Quiero mostrarle a mi hijo que uno puede ser feliz con su trabajo, aunque esto sea duro pero que compensa, y no es necesario buscar otras cosas alrededor».
Su hijo a veces se queda en Tallin, pero en otras ocasiones viaja con ella, como en esta ocasión. «A veces, cuando se queda en casa mientras yo estoy fuera, me echa de menos y en ocasiones llora, pero eso no es malo, es parte de la vida. Ahora está conmigo, y así aprende palabras en otro idioma, ve otra ciudad, prueba comidas distintas y conoce a gente. Eso también le enriquece y amplía su universo. Está haciendo un trabajo sobre España para su cole» .
Asegura que siempre se lleva bien con los elencos, «tengo buena relación con las personas, es mi carácter. Los cantantes son ‘stradivarius’ vivientes; el instrumento son ellos mismos», pero sí reconoce que al principio hubo quienes se resistían a sus órdenes, «e incluso alguna vez cuando veían que llegaba una chica joven, rubia y mona, un músico me silbaba desde el atril. Yo intentaba tomármelo de una forma natural, y en seguida comenzaba el trabajo, no dejaba que nada me distrajera, ni a mí ni a los músicos. Me gustan las bromas, así que a veces yo hacía el primer chiste para relajar el ambiente. He aprendido con el tiempo que cada persona que trabaja conmigo viene con su equipaje, con sus problemas, y hay que ser comprensivos con la situación, aunque, claro, siempre hay una manzana podrida en los colectivos. Eso, cuando era joven, me afectaba, pero ahora ya no. Es difícil tapar ese problema, pero te enfocas en el trabajo y ya está. He comprobado que cuanto más alto es el nivel profesional de la gente con la que trabajas, mejor es la comunicación. En veinte años de profesión, esto ha cambiado mucho, por fortuna».
Alterna la dirección de ópera y los conciertos, incluso en Sevilla dirigirá después de ‘Carmen’ a la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla en un concierto. «Me gusta mucho averiguar más cosas de las orquestas por sí solas, sin tener que estar al servicio de una ópera. Ahí están los músicos solos, y eso es apasionante».
Formada en San Petersburgo , donde incluso llegó a actuar en un coro de la iglesia ortodoxa, conoce muy bien el repertorio ruso. «Me gusta trabajar con compositores jóvenes contemporáneos. Hay muy buena música hoy día, es muy importante no vivir siempre en un museo. Mientras estamos aquí, en el mundo hay gente estudiando música, haciendo jazz session, creando grandes obras y componiendo música a la que puede acceder todo el mundo. Hay que tener los oídos muy abiertos a todo lo que pasa a nuestro alrededor, porque puede que ahí esté el futuro», afirma.
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